La mañana de hoy la hemos consagrado, como de costumbre, a ensayar. Y como siempre, las cantantes y el Maestro Brugada hemos tenido más tiempo libre que hemos dedicado a contemplar el cambio de la Guardia a caballo, y a visitar el curioso Museo de Instrumentos Musicales, en Stary Rynek, único de este tipo en Polonia, y tercero, en cuanto a dimensión, en Europa. Entre pintorescos instrumentos de muy diversas procedencias, destacan algunas gaitas construidas con piel de cabra y una estupenda colección de fortepianos.
Después de comer algo rápido (esta vez no hemos tenido tiempo de realizar investigación gastronómica…), hemos acudido a nuestra cita con el resto del grupo para trasladarnos a la localidad del concierto. En ruta, nos hemos parado a visitar el castillo de Kórnic, con su espectacular arboretum, y un ejemplo de la arquitectura tradicional polaca.
El concierto ha resultado un éxito. A pesar del intenso frío (ahora entendemos la utilidad del vodka…), la colegiata de Sroda Wielkopolska estaba llena. En el programa, el Festivo de Julius Andriejevas y las danzas Highlanders de la ópera Halka de Stanislaw Moniuszko. Particularmente emotiva la Sinfonía de las lamentaciones de Gorecki, bajo la batuta del Maestro lituano Vakaris Lopas.
María Jesús Pacheco